sábado, 11 de octubre de 2014

Los coristas: una reflexión sobre el actuar docente
“Los Coristas” es una película francesa del año 2004 dirigida por Christope Barratier, que cuenta la historia de un “músico fracasado” que es contratado como preceptor de un instituto correccional de menores, donde, utilizando sus dotes pedagógicos y conocimientos en música, logra despertar en aquellos jóvenes y niños los valores y conductas que hasta el momento no se habían logrado con los métodos tradicionales implementados por el director del centro.
Clément Mathieu, (nombre del personaje del músico), un hombre apasionado por la música y con una personalidad humilde, llega al centro correccional “Fondo del Estanque” y es sorprendido por los métodos educativos utilizados allí. Su trabajo es vigilar a los estudiantes a que cumplan con las normas establecidas por el director, de lo contrario castigarlos con su merecido rigor.
Frente al primer desliz de uno de los estudiantes su reacción es cubrirlo ante la dirección y excusar su comportamiento, argumentando que lo había hecho sin querer. Es entonces que los estudiantes lo comienzan a ver con otros ojos, demostrando de a poco un respeto genuino que únicamente se fundamenta en la forma en cómo los trataba.
Mathieu observa a los estudiantes en sus comportamientos diarios y así percibe que existen en ellos muchas cualidades encubiertas por la apatía, el desgano, malas conductas y rebeldía, que no son más que la “reacción” a la “acción” provocada por la propia institución.
El centro educativo correccional, se rige por una metodología implementada por el director (persona sin conocimientos en pedagogía, obligado a realizar ese trabajo y a tratar con jóvenes y niños problemáticos) llamada “ACCIÓN Y REACCIÓN” en la cual se los castiga rigurosamente a los estudiantes (acción) y se pretende que éstos luego de esas experiencias recapaciten sobre sus conductas y se tornen dóciles y obedientes (reacción). El desconocimiento en pedagogía y psicología impide darse cuenta que esas acciones no hacen más que generar rabia, rebeldía y más desmotivación en todos los aspectos para chicos de esa franja etaria.  
El propio nombre del centro (Fondo del estanque) ya genera discriminación frente a otros estudiantes, provocando así desgano y tristeza en los estudiantes que son enviados allí.
La comunicación es inviable dentro del centro, los actores están regidos por normas establecidas por una sola persona, donde nadie tiene derecho a opinión ni participación. Los docente que allí trabajan lo hacen oprimidos y por obligación. Los estudiantes son personas a quienes hay que “adiestrar” sin considerar sus aspectos humanos.
Es en ese panorama que el nuevo vigilante, haciendo uso de sus dotes pedagógicas despierta el interés de los estudiantes por la música, motivándolos y alentándolos a que cada uno tiene un talento especial y es digno de exaltación. De esta forma, con trabajo arduo y constante los jóvenes van desarrollando sus habilidades de canto, responsabilidad, compañerismo, dedicación y amistad con el docente, factores esenciales  para el éxito como personas y como futuros profesionales.
Por primera vez conocen su valor como personas y son capaces de a través de los afectos y alientos del nuevo maestro, volcar esa superación personal al ámbito de sus estudios, teniendo éxito allí también.
Es así como, Mathieu crea, con la diversidad de vivencias, conductas y pensamientos, un coro, en el cual todas esas diferencias se convierten en una sola voz, demostrando que la confianza, tolerancia, amistad y respeto de un docente hacia sus alumnos son las armas fundamentales para educar y formar más que eruditos, personas.
La película logra demostrar como la figura de un docente puede llegar a ser crucial en la vida de un estudiante. Las conductas rebeldes que muchas veces nos toca vivenciar en el aula son casi siempre el reflejo de las carencias existentes en otros ámbitos de la vida de esos estudiantes, y es nuestra postura ante esas conductas que puede llegar a determinar el futuro de ese individuo.

El ausentismo de la familia hoy en día se hace cada vez mayor, y es uno de los principales eslabones que el individuo en desarrollo necesita para afianzar su personalidad, por lo cual si se da la ausencia familiar, la figura modelo que el niño tendrá será la del docente, que con sus facilidades y dificultades deberá generar en él confianza en sí mismo y voluntad para alcanzar sus sueños. 

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